Permiten que los recursos invertidos en el desarrollo de un proyecto sean administrados por la fiduciaria y sirvan, al mismo tiempo, como fuente de pago y de garantía para respaldar los créditos asumidos para la ejecución del proyecto.
El cliente cede a la fiduciaria los derechos económicos derivados del contrato que suscriba con entidades públicas o privadas, transfiriéndole los recursos, tanto de deuda como de sus aportes propios al proyecto. La fiduciaria administra la caja del proyecto, asegurando así la adecuada canalización de los recursos hacia su desarrollo.